Empezamos la andadura de nuestro blog de limpiezas traumáticas y vaciado de pisos en Madrid, así como en el resto de nuestro país, con la entrevista que nos hizo un estudiante de Periodismo que se vio atraído por lo peculiar de nuestra rutina. Esperamos que os pueda ayudar a conocer mejor no solamente la realidad de nuestro trabajo, sino también las condiciones de vida y muerte de muchas personas que a menudo se van de este mundo en la más completa soledad. Y suciedad. Ojalá que sirva para que podamos sentirnos más cercanos a estas pobres almas que existen, aunque no nos queramos dar por enterados.
Empresa de limpiezas traumáticas en Madrid
Estamos con Paqui en la vivienda de una mujer que falleció hace un mes tras caer por las escaleras. La policía ya retiró el cuerpo, y ahora nuestra tarea es limpiar el lugar.
Al llegar, Paqui se encuentra fuera, ajustándose su traje desechable. Llamamos a la puerta y la sobrina de la fallecida nos deja entrar. Apenas cruzamos el umbral, un olor insoportable invade el ambiente, provocándome náuseas. Paqui, en cambio, actúa con total calma mientras se encarga de retirar los fluidos corporales acumulados en el pasillo. Miro cómo barre docenas de gusanos y le pregunto por qué son tan oscuros.
“Son larvas de carne”, explica. “No son como las que encuentras en una pila de compost”. Para Paqui, lo peor de su larga trayectoria en limpiezas traumáticas en Madrid y toda España es esta circunstancia de los cadáveres en descomposición y sus tristes historias. A menudo son relatos de auténtica soledad de unas personas a las que nadie echó de menos.
Durante aproximadamente dos horas, vemos con bastante asco cómo se dedican a eliminar las moscas, retirar las alfombras impregnadas de sangre y colocar purificadores de aire. Mientras tanto, aprovecho para conversar con Paqui sobre cómo decidió entrar en el negocio de la limpieza forense en Madrid, una industria que pocos se atreven a explorar.
Limpiar una vivienda con síndrome de Diógenes
No son sólo escenarios del crimen: hay una verdadera epidemia de casos de síndrome de Diógenes en Madrid y en muchas otras partes del país. Es curioso que se llame así a un síndrome que consiste en acaparar todo tipo de basura cuando Diógenes fue un filósofo estoico caracterizado por no querer otra cosa que el sol para vivir. Que llegó a despreciar todo lo que el archimillonario Alejandro Magno le pudo ofrecer en su momento, cuando le preguntó qué quería de él: quiero que te apartes de aquí, pues me quitas la luz del sol, le respondió.
La limpieza de una vivienda afectada por el síndrome de Diógenes es un proceso complejo y desafiante que va mucho más allá de una simple tarea de aseo. Implica lidiar con una acumulación extrema de objetos, desechos y condiciones insalubres que pueden representar un serio riesgo para la salud. Además, es un trabajo que requiere no solo esfuerzo físico, sino también una gran fortaleza emocional y mental debido a las condiciones en las que suelen encontrarse estos espacios.
Entendiendo el síndrome de Diógenes
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que afecta principalmente a personas mayores y solitarias. Se caracteriza por el abandono personal, el aislamiento social y, sobre todo, la acumulación compulsiva de objetos y basura. Las personas que lo padecen suelen vivir en condiciones extremadamente insalubres, sin preocuparse por la higiene o la organización de su entorno. Esta acumulación no distingue entre objetos de valor y desechos, lo que puede hacer que la vivienda se convierta en un foco de infecciones y plagas.
El primer paso en la limpieza de una vivienda con síndrome de Diógenes es evaluar el estado general del lugar. Esto se hace con precaución, ya que en muchos casos, las condiciones pueden ser peligrosas debido a la presencia de residuos orgánicos, heces, comida en descomposición y, en ocasiones, animales muertos. Es fundamental llevar equipo de protección adecuado, que incluye trajes especiales, guantes, máscaras con filtro y botas resistentes.
Al ingresar a la vivienda, el primer impacto suele ser el olor. La combinación de basura acumulada durante meses o incluso años genera un hedor insoportable, que en muchos casos requiere el uso de productos desinfectantes y neutralizadores de olores desde el principio. Además, la falta de ventilación y la posible presencia de moho agravan la situación. De hecho, uno de los aspectos más desafiantes de la limpieza es decidir qué se puede conservar y qué debe desecharse. En muchos casos, las viviendas están completamente llenas de objetos hasta el techo, lo que dificulta el movimiento y hace que el proceso sea mucho más lento.
La clasificación de los objetos se hace de manera metódica:
Residuos y basura: Todo lo que esté en descomposición, como restos de comida, envoltorios sucios, papel húmedo y desechos orgánicos, se elimina de inmediato.
Objetos reutilizables o reciclables: En algunos casos, es posible encontrar cosas en buen estado, como muebles, electrodomésticos o ropa, que pueden ser limpiados y reutilizados o donados.
Documentos y pertenencias valiosas: Fotografías, documentos importantes y artículos con valor sentimental o económico son apartados cuidadosamente para su revisión por parte de los familiares o del propio inquilino.
El proceso de eliminación de residuos debe hacerse de manera ordenada y con la logística adecuada. Se utilizan contenedores especiales para desechos peligrosos, y en algunos casos, se requiere la contratación de empresas especializadas en la gestión de residuos.
Eliminación de plagas y descontaminación
Las viviendas con síndrome de Diógenes en Madrid que hemos conocido suelen estar infestadas de plagas como ratas, cucarachas y otros insectos. La presencia de estos animales representa un riesgo grave para la salud, por lo que es fundamental realizar un proceso de desinfección y fumigación antes de continuar con la limpieza. Dependiendo del nivel de infestación, puede ser necesario contar con profesionales en control de plagas que apliquen tratamientos específicos.
La descontaminación es otro paso esencial. Se utilizan productos desinfectantes de alta potencia para eliminar bacterias, virus y hongos que puedan haberse propagado en la vivienda. Además, si la acumulación de basura ha provocado daños estructurales, como humedad extrema o moho en las paredes, es posible que se necesite una restauración profunda de la propiedad.
Limpieza profunda y reorganización del espacio
Una vez eliminada la basura y descontaminado el ambiente, comienza la limpieza profunda de la vivienda. Este proceso incluye:
Limpieza de suelos y paredes: Se utilizan productos especializados para eliminar manchas y olores persistentes. En algunos casos, es necesario retirar alfombras, papel tapiz o incluso partes del piso dañadas por la humedad y la suciedad.
Desinfección de baños y cocina: Estas áreas suelen ser las más afectadas por la acumulación de residuos orgánicos. Se limpian con productos antibacterianos y en muchos casos, se reemplazan elementos como el inodoro o el fregadero si están en mal estado.
Orden y reorganización: Si la persona afectada por el síndrome continúa viviendo en la vivienda, es importante ayudarle a reorganizar sus pertenencias de manera funcional y saludable, evitando que vuelva a caer en patrones de acumulación extrema.
El apoyo psicológico y prevención es importante. La limpieza de una vivienda con síndrome de Diógenes no solo es un proceso físico, sino también emocional. Muchas de las personas que padecen este trastorno tienen dificultades para desprenderse de sus pertenencias y pueden experimentar angustia al ver su espacio cambiado. En estos casos, el apoyo de familiares, trabajadores sociales o psicólogos es fundamental para garantizar que la persona reciba la ayuda necesaria y pueda mejorar su calidad de vida.
Además, es importante tomar medidas para prevenir recaídas. Esto puede incluir visitas regulares de familiares o cuidadores, terapia para abordar los problemas subyacentes y la implementación de estrategias para mantener la limpieza y el orden en el hogar.
Limpiar una vivienda con síndrome de Diógenes es un reto que requiere paciencia, esfuerzo y un enfoque integral que abarque tanto la higiene como el bienestar emocional de la persona afectada. No se trata solo de eliminar basura, sino de restaurar un espacio habitable y, en muchos casos, ofrecer una segunda oportunidad a quienes han vivido en condiciones extremas. Es un proceso arduo, pero cuando se realiza con empatía y profesionalismo, puede marcar una gran diferencia en la vida de las personas afectadas y en su entorno.
¿Cómo terminaste en este trabajo de las limpiezas traumáticas en Madrid?
Llevamos muchos años en esto, primero en limpiezas normales y en retirar los desechos de fiestas. Sin embargo, un día nos dimos cuenta de que cuanto más extrema era la tarea, más rentable resultaba. Así que decidimos especializarnos en limpiezas de alto impacto. Pasamos tiempo en formaciones e investigando en internet sobre cómo manejar sangre y fluidos corporales antes de aceptar el primer encargo.
¿Qué descubriste durante tu investigación?
Principalmente, que el equipo especializado es costoso. En los últimos años, hemos invertido mucho en herramientas como desinfectantes avanzados, desengrasantes, guantes, trajes de protección, máscaras de oxígeno y aspiradoras con filtros de alta eficiencia. Estas aspiradoras evitan que partículas peligrosas queden suspendidas en el aire, lo cual es esencial al limpiar restos humanos.
¿A qué te refieres con “partículas peligrosas”?
Cuando un cuerpo pasa mucho tiempo en descomposición, al final, empieza a convertirse en polvo. ¿Recuerdas lo de polvo eres y en polvo te convertirás? Pues si limpias esos restos con una escoba o una aspiradora común, las partículas se dispersan en el aire y, al respirarlas, literalmente estás inhalando restos humanos. Esto puede provocar enfermedades graves y poca gente es conocedora de este riesgo potencial.
¿Cómo lograsteis costear todo este equipo para limpiezas traumáticas?
No es fácil. Este tipo de limpiezas se pagan mucho mejor que cualquier servicio normal, pero pensemos en el costo tremendo de cada salida que hacemos: salarios, suministros, oficinas, equipo especial, vehículos e impuestos.
Y hay que pensar que esto no es nada fácil para nadie. Una vez nos llamó la administración de un edificio porque los vecinos se quejaban del olor proveniente de un apartamento. Resultó que el inodoro del inquilino se había obstruido, pero, en lugar de arreglarlo, simplemente siguió usando el baño. Primero llenó el inodoro, luego el suelo mismo del baño. Y cuando ya no quedaba espacio, alucina: empezó a defecar en el umbral de la puerta. Lo más impactante es que, cuando llegamos a limpiar, el hombre seguía viviendo allí y ni siquiera parecía afectado por la situación. Es gente que tiene alguna problemática de tipo psiquiátrica, en muchas ocasiones, lo que nos lleva a los casos más conocidos de síndrome de Diógenes o de suicidios por depresión y otras patologías.
¿Cómo se limpia una superficie cubierta de sangre?
Depende del material. En superficies no porosas, podemos desinfectar y retirar los residuos, pero si la sangre ha penetrado madera o alfombras hay que eliminarlas por completo. La sanidad tiene que primar por encima de cualquier otra consideración de tipo sentimental o económica. Cada escena es diferente: a veces encontramos un desastre absoluto, otras veces tenemos suerte y el daño es más superficial.
¿Ése ha sido tu caso más extremo?
No, ni mucho menos. Ha habido trabajos aún más perturbadores. Una vez tuvimos que limpiar un departamento donde un hombre con obesidad mórbida había estado en descomposición durante cinco meses antes de que alguien notara su ausencia. Cuando la familia se preocupó finalmente, por no recibir noticias suyas, fueron a buscarlo junto con la policía. En ese punto, el cuerpo estaba tan deteriorado que hubo que recogerlo con una pala.
Los agentes que entraron primero me contaron que el olor era insoportable y vomitaron en cuanto cruzaron la puerta. Incluso después de ventilar el lugar por muchas horas y días, usando todo tipo de técnicas para hacer desaparecer el olor, el hedor a podredumbre del cuerpo se extendió hasta el hotel de enfrente, provocando que varios huéspedes se marcharan.
¿Qué encontraste cuando llegaste?
Debido al estado del cadáver y el tiempo transcurrido, los fluidos corporales habían empapado una superficie de aproximadamente diez metros cuadrados. Tuvimos que retirar el suelo y una capa de concreto que había absorbido los desechos, volviéndose negra. Además, la cocina estaba completamente arruinada. El dueño del departamento nos contrató para restaurarlo y poder alquilarlo de nuevo. Hemos limpiado escenas de crímenes, suicidios y muertes por negligencia. Un caso particularmente impactante fue el de una mujer que, en medio de un episodio psicótico, se apuñaló repetidamente. La cantidad de sangre en ese apartamento era descomunal. Uno no se imagina cuanta sangre podemos albergar en nuestro interior.
¿Cuál ha sido el trabajo más difícil emocionalmente?
Las muertes por hemorragia gastrointestinal son especialmente impactantes porque implican una gran cantidad de sangre y materia fecal. Hace seis meses, limpiamos el hogar de un hombre de 32 años que había sufrido una hemorragia interna. Pasó un mes entero postrado en su cama, sin poder moverse, acostado en su propia orina, sangre y excrementos. Finalmente, tuvo una nueva hemorragia que terminó con su vida. Lo más triste es que tenía compañeros de piso, pero nadie se preocupó por él hasta que el olor se volvió insoportable. Cuando llegamos a limpiar, uno de los inquilinos preguntó si podía quedarse con la laptop del fallecido. Ni siquiera habían esperado a que termináramos.
¿Cómo te afecta emocionalmente este trabajo?
Desde que comencé en este negocio, he visto lo peor de la condición humana en varios sentidos: tanto la violencia como la suciedad y el desorden enfermizos, la soledad de tantísimas personas que mueren sin que nadie se entere, las ocupaciones de todo tipo y otros problemas que forman parte de nuestra rutina de trabajo. La violencia no me sorprende, pues siempre ha existido y existirá. Pero lo que realmente me impacta es la soledad extrema en la que viven muchas personas. Nos gusta pensar que vivimos en sociedades conectadas, pero, ¿cómo es posible que alguien muera en su casa y pase meses sin que nadie lo note?
También he trabajado en casas de profesionales exitosos, como abogados o médicos, que viven en condiciones deplorables. Muchos de ellos terminan llorando mientras les ayudo, porque simplemente no tienen a nadie más. No me afectan la sangre ni los olores, pero enfrentarme a tanta tristeza y aislamiento es lo que realmente deja huella.
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